¿Alguna vez has comido la última pieza de una papa frita aunque estuviera fría, grasosa o mal cocinada? ¿O un chocolate derretido que sabía más a grasa que chocolate?
¿Has comido alguna vez aún si el sabor de ese alimento no era el mejor? Si te ha pasado eso antes, ¿sabes de dónde proviene?. En este artículo te voy a compartir esto que quizás has estado obviando. Dejar de comer inconscientemente y aprender a comer atentamente.
1. Comer en piloto automático vs comer atenta.
Te voy a contar la historia de una de mis pacientes, Sofía.
Sofía es una mujer trabajadora, madre y dueña de casa. Tiene 30 años. Sofía trabaja en una importante compañía de seguros y mientras regresa a casa, Sofía piensa con espanto, durante todo el camino a su casa, acerca de la importante charla que debe terminar pronto para una conferencia importante de la empresa. Al llegar a casa, decide relajarse y comenzar a ver televisión, mientras se sienta con una bolsa de papas fritas. Al principio come unas pocas, pero al avanzar el programa comienza a comer más y más. Cuando acaba el programa, se da cuenta que ha comido toda la bolsa de papas fritas.
Sofía se enoja por perder tiempo y por comer comida basura. ¡Demasiada sal y grasa! No voy a cenar dice Sofía. Absorta en el drama de la pantalla, tratando de ocultar su preocupación por la charla de mañana, ignoró lo que sucedía en su mente, corazón, boca y estómago.Comió inconscientemente, comió para seguir inconsciente. Así que se acuesta desnutrida de cuerpo y corazón y con la mente preocupada aún por la charla.
La próxima vez, que pasa algo parecido, decide comer papas, pero en esta ocasión, mucho más consciente. En primer lugar, comprueba el estado de su mente, descubre que está preocupada por un artículo que le toca escribir mañana. La mente le dice que debe empezarlo esta noche. Comprueba el estado de su corazón y descubre que se siente un poco sola, porque su marido está trabajando de noche. Comprueba el estado de su estómago y cuerpo y descubre que se siente hambrienta y cansada. Esta vez, un poco más consciente de todo, Sofía decide aplicar el 'comer atentamente' en su momento con las papas fritas.
La mente se siente atendida, porque comienza su artículo. Prepara algo rápido y saludable para cenar para atender a su estómago. Decide llamar a su esposo, para atender a su corazón, le da las buenas noches y su corazón está más tranquilo.Decide acostarse y continuar el día siguiente cuando su cuerpo y mente hayan descansado. Se acuesta con el cuerpo, el estómago, la mente y el corazón más tranquilos y como resultado duerme de maravilla.
¿Puedes identificar que Sofía en la primera parte de la historia era presa de su piloto automático, es decir comía por comer?
2. ¿Por qué tenemos ese piloto automático?
Aunque los seres humanos se ofanan de que el cerebro es el órgano más desarrollado de la evolución biológica, al contrario de lo que la gente cree, la mayoría de las decisiones que se toman no son producto de procesos conscientes o “razonables”. Es decir, el cerebro funciona de manera automática, a grado tal que el ser más inteligente sobre la Tierra queda a merced del instinto y de su propio inconsciente.
Nadie piensa para rascarse, mucho menos en cómo mover la boca para comer o cómo contraer los músculos para caminar. Seguro que si se intentara la acción, resultaría torpe, burda y tan ineficiente que a lo mejor no se realizaría como se necesita y cuando se necesita.
Los neurofisiólogos modernos sugieren que el cerebro está diseñado para fabricar conexiones válidas entre sus partes para poner a disposición la experiencia personal, la historia de la especie y todas sus respuestas naturales al servicio de las necesidades de la persona.
Rita Carter, autora del libro “El nuevo mapa del cerebro” y especialista en el cerebro humano, menciona que este piloto automático se experimenta muy bien en el proceso de conducir un vehículo: cuando alguien está aprendiendo, todos sus movimientos son conscientes y ocupan tanto a su corteza cerebral nueva (que no se puede encargar de dos cosas a la vez) que algo tan simple como seguir la letra de una canción o hablar con alguien, puede alterar el proceso y poner a la persona en riesgo.
No obstante, en la medida en que se gana experiencia, los movimientos de la conducción desalojan la corteza y se ubican por debajo de ella. Aquí, la acción se vuelve inconsciente y los movimientos automáticos se ejecutan de manera eficiente y definitivamente sin pensarse.
La mayoría de los movimientos que hacemos al día, hasta actividades complejas como jugar fútbol, se vuelven automáticas.
El cerebro siempre toma atajos para que todo lo que hacemos a diario esté construido sobre rutinas inconscientes, es decir, quiere volvernos expertos en todo.
Como es natural, esa experticia nos impide ser creativos y nos puede poner en peligro en el caso por ejemplo que atravesemos una calle. ¿Te ha pasado atravesar la calle sin mirar el semáforo?, porque son tareas cotidianas muy automáticas, el problema es que si no somos conscientes podrían atropellarnos.
3.El piloto automático en nuestra alimentación.
En el caso de la alimentación, ese piloto automático se activa todo el tiempo, en cada comida del día.
Muchas veces, ni tenemos que pensar en tomar el tenedor o la cuchara, lo hacemos automáticamente. Seguro que alguna vez te ha ocurrido.
Entonces, ¿Cuáles son los peligros de estar en ese piloto automático en el caso de nuestra alimentación?
- Cuanto más enganchados estamos en algo, menos conscientes somos de la cantidad de comida que ingerimos.
- No prestamos atención a la acción concreta.
- No podemos tomar las decisiones correctas.
El ejemplo de Sofía es clarísimo. En la primera parte de la historia, Sofía se siente culpable, se acuesta además muy desmoronada culpándose por haber comido esas papas fritas, por haber sido presa de su piloto automático.¿Ayuda la culpa en este caso?
Aquí te contaré algunos consejos prácticos que trabajamos con Sofía en la consulta.
Lo primero es ser más conscientes al momento de comer, ahora sé que no es nada nuevo, sé que seguramente escuchaste antes esto. La pregunta es: ¿Cómo lo aplicamos?. Esto parece un poco más difícil.
A Sofía le tomó al menos un año de terapia practicar la nutrición consciente y la nutrición inteligente con ejercicios de Mindfulness eating, porque aprendió a reconocer qué tipo de hambre era la que gobernaba. Porque nada es mágico y lo sabemos. Por eso, con Sofía trabajamos metas a corto plazo, para que ella se fuera motivando y viendo un avance.
4. ¿Como aplicar la nutrición inteligente en el día a día?
Cuatro consejos que puedes empezar a poner en práctica desde hoy.
Te comparto algunos consejos prácticos que trabajamos con Sofía y le fueron de mucha utilidad. Te ayudarán a controlar tu ansiedad, comprender qué es lo que te pide el cuerpo, saciarte antes y dejar de comerte las emociones.
Ponte un freno que te ayude a tomar una decisión inteligente.
- Sírvete un plato más pequeño. Muchas veces comemos sólo porque aún tenemos comida en el plato, lo hacemos inconscientemente o, peor todavía, notamos que ya no tenemos hambre y estamos saciados, pero aún así seguimos. Por eso mi consejo es sírvete una porción más pequeña, termínatela y si necesitas más, puedes volver a echarte otra pequeña porción.
- Escoge un alimento más difícil de pelar (ej: frutos secos, alcachofa). Abrir un paquete de papas y acabártelo en 5 minutos no requiere ningún esfuerzo, ni físico ni mental. Quizás hasta lo haces de una manera inconsciente. Alimentos que se resistan al consumo frenético, son tu mejor aliado.
- Llevar un seguimiento de tus progresos. Para esto es muy bueno llevar un pequeño diario, dónde vas anotando tus principales avances.
- Realiza una comida consciente y nutrición inteligente. Elimina cualquier tipo de distracción que tengas alrededor. Focalízate plenamente en el hecho de comer. Pon atención a tus sentidos: ¿cuáles son los colores de la comida, el olor y la textura de los alimentos? Saborea y mastica más lento. Nota incluso el momento de tragar. Este ejercicio realizado correctamente puede cambiar la forma en la que comes. Incluso te darás cuenta que te encuentras saciada con porciones más pequeñas.
Cuatro actitudes para implementar y alcanzar la nutrición inteligente.
Por último, cómo le pasó a Sofía, ella se culpaba todo el tiempo y esa era una de nuestras piedras de tope para avanzar, porque se resistía al principio al cambio. Por lo tanto, te voy a sugerir también la actitud correcta que podrías adoptar para ir apagando ese piloto automático.
- Ten una motivación clara, que te quite el sueño y te inspire a comer mejor. Recuerda por qué comenzaste, escríbelo. Recordatorios que te inspiren, mensajes, imágenes, rutinas u objetos.
- Adopta la perspectiva correcta: Cambia el “no puedo” por “no lo hago nunca”. En vez de “tengo que” piensa “voy a”. Pasarás de “estar obligado/a a hacer algo” a “verlo todo como un reto".
- La confianza. Necesitas creer que la meta es alcanzable, metas diarias para que logres avanzar en la victoria del día y eso incrementa indiscutiblemente tu motivación. Trata de no medir las metas como gramos perdidos en la balanza. Los hábitos no se miden con números.
- Empezar a desarrollar la habilidad de estar presente y de prestar atención plena al hecho de comer. Intenta tener una comida consciente al día.
Despúes de muchos años en mi consulta, he comprobado cómo el principal problema de mis pacientes no es lo que se llevan a la boca, sino el ¿cómo y por qué?. Comen de una forma emocional y sin prestar atención al acto en sí. Aprender a comer atentamente es uno de los pasos más importantes para que empieces a mejorar tu relación con la comida. Es una terapia que ya estoy implementando en mis consultas y que verdaderamente da muchos frutos con mis pacientes.
Tu ya puedes empezar a aplicar esta atención a tus comidas hoy mismo. Recuerda que, como cualquier habilidad, el comer atenta requiere tiempo. Así que inténtalo, poco a poco. Ponte una alarma o recordatorio en tu celular para tu próxima comida y experimenta esta nueva forma de alimentarte.